¡Viva
la Patria!
Badajoz
1811
Andrés Lloret Vargas
IV
Al
despertar me encontré vendado y con Rosa a mi lado…
-Buenos días soldadito.
-Buenos días mujercita.
-Has dormido varios días
Decía
esto mientras me tocaba la frente con su suave mano.
-¿Sí?
-No tienes fiebre, tienes suerte, aquí ya hay
muchos que están empezando a delirar…toma, bebe, este caldo lo ha hecho mi
madre para ti; te sentará bien.
-¿Ha ocurrido algo mientras estaba aquí?
-Se han salido varias veces de la plaza… todos
los que ves ahí son de ayer y antes de ayer, el hospital empieza a estar lleno.
-¿Y vuestra familia?
-A mi padre lo han destinado en el castillo,
mi madre y mi hermana están aquí ayudando…
Mientras
me contaba esto, un sargento se dirigió a mi lecho, me saludó militarmente y me
dijo:
-Teniente, le necesitamos en los baluartes.
-Me llaman Rosa.
Aquella
muchacha me miró con melancolía, y me dijo con su tierna voz:
-Rezaré por ti.
Me ceñí
mi casaca que tenía el agujero de la bala y un poco de sangre a pesar de que la
habían lavado, y me dirigí a mi puesto.
Llevaba
como dos horas en él cuando apareció Menacho, como siempre solo, caminando con
prisa, bastón de mariscal y plumas escarlata al viento. Hacía su recorrido por
los baluartes inspeccionando la defensa, hablando con soldados, dándoles
instrucciones en persona y animándoles como sólo él sabía hacer.
-¿Qué tal esa herida teniente?
-Ha sido un rasguño mi general.
-Eso espero, le necesitamos para hacer fuego
de fusilería desde este baluarte, venga conmigo…
Se
dirigió a una de las troneras y se subió en una mesa
-Mi general, no debería hacer eso, hay
tiradores por todos lados y es un buen blanco.
No me
hizo caso y siguió hablando.
-¿Ven señores? sus trincheras están a tiro de pistola.
Los esclavos del tirano continúan su labor sin interrupción. Hay que hacer otra
salida.
En ese
momento ocurrió una escena similar a la mía, una bala de fusil, le impactó en
el muslo derecho, Menacho hizo un gesto de dolor llevándose su mano a la herida
recién abierta. Traté de ayudarle a bajar de la mesa pero se negó y lo hizo por
si mismo. Todos los allí presentes estábamos estupefactos. De su herida
empezaba a salir mucha sangre, me miró y me dijo.
-¿Recuerda cuando nos escabullimos del cerco
de Salvatierra y entramos en el de Badajoz?
-Claro mi general.
-Estaba herido en la misma pierna…todas las
malditas balas van al mismo sitio.
Ordené
a unos soldados que llamasen al cirujano, y a otros que con sus fusiles
hiciesen una especie de camilla para transportar rápidamente a Menacho.
Yo me
quedé en mi puesto con gran nerviosismo.
A la
mañana siguiente nos lo encontramos en su habitual ronda, con una venda en el
muslo, cojeando, apoyado en su bastón de mariscal.
-Caballeros he ordenado otra salida, necesito
que hagan fuego de fusil y de cañón desde este baluarte para ayudar a los de
abajo… ¡A sus puestos!
A la
velocidad del rayo los artilleros empezaron a poner botes de metralla en los
cañones, los fusileros empezaron a cargar sus armas. En ese momento llegó un
soldado corriendo y le dijo a nuestro general que el regimiento Sevilla estaba
listo para salir por la puerta del Pilar a la señal, el Mariscal asintió con la
cabeza, desenvainó y se dispuso a dar la orden.
-¡¡Fuego!!
Los
cañones empezaron a escupir una lluvia de metralla por las troneras, inundando
el baluarte de humo al poco rato, mientras, los fusiles hacían lo propio
descarga tras descarga. Los hombres del regimiento Sevilla avanzaron por el
foso y el camino cubierto, rodearon el revellín por detrás, llegaron a la
trinchera que estaba justo enfrente de la brecha y la asaltaron a la bayoneta… los
gritos de dolor, y del fragor del combate dieron paso a los de victoria. Hubo
gran cantidad de bajas en los ingenieros franceses que estaban empezando a
abrir minas.
Rafael Menacho;
esta vez sin peligro, se subió a una mesa, se sacó su bicornio y lo mostró en
señal de respeto, después dio orden de retirada.
Durante
días se repitieron las salidas, normalmente las dirigía en persona desde el
baluarte de Santiago, pero a pesar de ello cada vez los franceses estaban más
prevenidos y nos cañoneaban con sus baterías, cubriendo a los suyos.
Lamentablemente,
nuestro general, tuvo que aceptar la situación, la herida recibida era grave, y
al poco tiempo la inflamación le impidió caminar por si solo.
No
obstante, continuaba con su ronda diaria apoyado en su sargento de ordenanzas y
en su bastón. Nos estremecía ver la determinación de aquel hombre, casi con su
pierna arrastrando cumplía con su deber, seguía hablando y animando a los
hombres.
-¿Novedad teniente?
-Esta mañana hemos hacho varias veces fuego en
respuesta de las descargas enemigas. Tres heridos en total señor.
-¿Lleva aquí toda la mañana?
-Mi turno de guardia señor
-Venga, llame a su coronel, he convocado una
reunión de jefes de la plaza.
-Sí mi general.
Llegamos
mi coronel y yo a la sala donde tenía lugar la reunión. Los jefes de ingenieros
y artilleros discutían entre sí mientras exponían la situación.
-Hace días que sus ingenieros están abriendo
minas bajo el glacis para pasar a cubierto…
-¿Pero olvidáis que tienen que atravesar el
foso para llegar a la brecha, y una vez allí escalarla? Nuestros cañones y
fusiles les provocarán una carnicería… no van a intentarlo… aún.
-Asaltarán la brecha, puede que la tomen o no,
pero tened por seguro que intentarán asaltarnos con escalas por diferentes
puntos de la muralla, si nos sobrepasan por varios sectores y penetran en la
ciudad, nuestra defensa se colapsará.
Menacho,
sentado en su silla, con la pierna derecha en alto y la venda ensangrentada
levantó la vista, y con un gesto de indiferencia le dijo a Imaz.
-Diga lo que tenga que decir general…
Imaz
tomo aire y mucho valor y le dijo a Menacho:
-No podremos mantener la plaza mucho tiempo
más. Lar reglas de la guerra consideran honrosa una capitulación con una brecha
abierta en las murallas…mejor eso que continuar con una resistencia fútil…
Todos
nos miramos con incredulidad y preocupación, sabíamos que muchos de nosotros
opinaban como Imaz, y que no tenían valor para dejar su vida defendiendo
Badajoz.
En ese
momento, él se levantó de la silla en la que estaba de golpe, se apoyó en la mesa
y con una mirada de odio y repulsión que jamás habíamos visto en Menacho, le
espetó a Imaz:
-Como vuelva a hacer una sola mención a la
palabra capitulación le pego un tiro yo mismo… ¿comprende?
Imaz
palideció y se hizo el silencio absoluto en toda la sala, muchos empezaron a
aflojarse los corbatines, nos mirábamos con estupor…
-Considere esto como un aviso; si no fuese
usted mi segundo al mando en estos momentos estaría frente a un pelotón de
fusilamiento. Continúen caballeros.
Prosiguió
la discusión. El comandante de artilleros Camaño continuó exponiendo.
-Nos hacen fuego constante desde sus baterías,
y especialmente desde las de Pardaleras.
Nuestros
cañones se encuentran operativos, se sospecha de que hayan emplazado morteros,
pueden abrir fuego en cualquier momento. Desde sus baterías del Oeste, frente
al fuerte de Picuña lanzan bombas sobre la ciudad, con objetivo de amedrentar a
la población, las murallas de la zona están intactas; no obstante, no provocan
graves daños en el vecindario. Tal y como ordenasteis hemos emplazado una
batería de a 12 para hacer fuego de contrabatería desde el fuerte de Picuña… parece
ser que cesan los esfuerzos enemigos por esta parte. En total, hoy se han
disparado 325 proyectiles sobre la ciudad.
Entonces
habló un general anciano, de la vieja escuela, creo que se llamaba Juan José
García.
-Señores, este es el momento decisivo, como en
Gerona, como en Zaragoza; podemos resistir el asalto por la brecha y con ayuda
de los civiles armados frenar cualquier asalto con escalas que intenten.
Tenemos
las murallas intactas, y toda la población a nuestro favor. ¡Resistamos!
Desde
su silla Menacho dijo:
-¿Qué sabemos del ejército de socorro?
Hacía
semanas que no habíamos tenido noticia alguna de ese ejército; no sabíamos si
se había destinado a atacar la retaguardia de Massena en Portugal, o al socorro
de Badajoz.
Ante el
silencio siguiente dijo:
-Resistiremos igual. ¿En qué estado se
encuentran los trabajos de fortificación internos Albo?
-Se han aspillado todas las casas próximas a
la brecha; hemos levantado barricadas,
cavado fosos en los puntos clave, y colocados varios cañones. Además se
han fortificado conventos como puntos de resistencia internos como los demás
cuarteles. Dichos puntos serán defendidos por tropas regulares y por la milicia
urbana recién creada.
Menacho
pensativo se levantó una vez más, y nos dijo:
-Caballeros…hay que resistir, pensad en todos
los horrores a los que someteremos a la población si caen en manos francesas,
nuestro honor de militares nos lo dicta, antes moriremos en la muralla que ver
Badajoz tomada por el enemigo… ¡Viva la Patria!
-¡Viva!
1 Opiniones:
Feliz Navidad Badajoz1812, buen trabajo.
Pronto veremos regimientos en Extremadura de mis pinceles, un abrazo del equipo d NapoleonicSpain Miniatures.
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