Se ejerció una salida de la plaza por la parte de Pardaleras, habiéndoles tomado sus trincheras inmediatamente, pero cargaron con tanta prontitud y violencia la infantería por el camino de Valverde y la caballería por el de Olivenza, haciendo al mismo tiempo los enemigos un vivo fuego desde la batería del cerro del viento que franqueaba toda la trinchera, que se hizo indispensable la retirada a la Plaza; más no por esto fue la pérdida de los enemigos pequeña, pues con el cañón se les hizo mucho daño. En la noche de este día rompió el enemigo el fuego contra la Plaza de mortero y obús, arrojó 34 entre bombas y granadas, cuyo fuego empezó a las ocho de la noche y concluiría a las diez, la dirección fue casi siempre sobre la Catedral y los Gabrieles, cuyos puntos servían antes de almacenes de pólvora, pero que quedaron desembarazados dos días antes el de los Gabrieles, y a las doce de esa noche el de la Catedral; en el vecindario no ha resultado daño ni perjuicio alguno, tampoco se notó alboroto ni desorden; se mandó estuvieran abiertas las puertas, y se pusieran luces, al mismo tiempo se nombraron cuatro vecinos que se fuesen relevando en la torre de San Juan para que no tocándose otra campana, diese tres campanadas cuando vinieran bombas, dos cuando granada y una cuando fuese cañonazo, y de este modo el vecindario acudía a los parajes que consideraba más seguros.
Diario de operaciones del coronel Lamare
El 3, el general Brayer mandaba la trinchera; tenía bajo sus órdenes al ayudante comandente Mocquery y al jefe de batallón Mannot. Después de mediodía la división Gazan, compuesta de cerca de 5000 hombres, llegó al campo; se sabe que estaba a retaguardía para proteger los parques, que no pudieron traerse más que por sucesivos convoyes, faltos de medios de transport6e. Desde entonces se vió renacer la esperanza de realizar el sitio con más éxito, y las tropas se animaron de un nuevo ardor. Sin embargo, no se pudo trabajar tpdavía en el ataque de la derecha; las mismas razones que los días precedentes se opusieron; se limitó a limpiar los ramales de los sectores del centro y de la izquierda, que se habían inundado de lodo. El pequeño número no permitió ir más allá en los trabajos; era preciso un rodeo de más de una legua para comunicar desde el parque al sector de la derecha y al centro, por no haberse restablecido todavía los puentes.
Hacia las cuatro de la tarde los sitiados hicieron una nueva salida de unos 1500 hombres de infantería y dos escuadrones de caballería; desembocaron por la puerta de Palmas, por los caminos cubiertos del frente 2 y 3 y por la derecha de Pardaleras, extendiéndose con rapidez sobre nuestras obras. Los zapadores y los trabajadores, habiendo tomado las armas, se unieron, para contener al enemigo , a dos compañías de granaderos del 64.º y una compañía de cazadores del 88.º, dos compañías del 100.º y tres escuadrones del 4. de dragones, a la cabeza de los cuales se encontraba el mariscal Mortier, llegaron enseguida y obligaron al enemigo a entrar precipitadamente en la plaza por los caminos cubiertos, franqueando las empalizadas. El mariscal elogió a sus tropas, y particularmente al coronel Farine, del 4.º de dragones, que viendo desbordada la izqueirada de la parelela,s e situó delante del Cerro del Viento para cargar a los españoles por el flanco,a pesar de un fuerte cañoneo dirigido contra él. De los diverss informes que le fueron dirigidos, el mariscal citó, como distinguidos especialmente, alos comandantes de batallón Dubary y Monnot, del 88.º; Mesclop, ayudante de campo (herido), Belperon, Merle, Demusel, Darrras y Plainville; en la caballería, el capitán Gerville, para el cual renovó la petición de jefe de escuadrón; hizo también mención del cel delo y del sacrificio del cirujano Baudoin que curó los heridos en medio de la metralla. El capitán de ingenieros Bagnac, que iba con los granaderos, se distinguió durante toda la a acción. Nuestras pérdidas fueron: ocho oficiales heridos, 11 soldados muertos y 67 heridos, de ellos 42 granaderos, cuatro caballos muertos y doe heridos. Las del enemigo es presumible que fueran más considerables; la batería Cazin Ele causó mucho daño. Esta batería disparó 124 cañonazos, de ellos doce de metralla.
Al obscurecer se reanudaron los trabajos del ataque den centro; 30 zapadores y 228 trabajadores de infantería fueron empleados en restablecer los desperfectos ocasionados por la salida y el cañoneo de la plaza; se trabajó en alargar la primera paralela y en dar más espesor a los parapetos.
En el ataque de la derecha se emplearon 20 zapadores y cien trabajadores en perfeccionar la comunicación de la batería Cazin E.
A las doce de la noche, las baterías F y G estaban montadas; el capitán de artillería l' Espagnol ordenó disparar sobre la ciudad una gran cantidad de bombas y de obuses de seis, ocho, 10 y 12 pulgadas. Bien pronto se produjo una gran confusión entre los habitantes.; las bombas y las granadas estallaban en las casas, en las calles y en las plazas públicas; el fuego se vió en diversos barrios; los ancianos, mujeres y niños, horrorizados, lanzaban gritos que se oían hasta en nuestro campo; huían de sus casas para buscar un abrigo en las iglesias y bajo algunos edificios sin consistencia que creían a prueba; muchos de ellos salieron de la ciudad por la puerta de Palmas y se refugiaron en la orilla derecha del Guadiana. En medio de este desastre, la guarnición, irritada, redobló el fuego sobre nuestras obras, sin producir, sin embargo, grandes efectos. Durante estas veinticuatro horas la artillería tuvo dos hombres muertos y nueve heridos; los ingenieros, un zapador muerto y cinco heridos, y la infantería, 11 hombres muertos y 75 heridos, contando con los oficiales.
Diario de operaciones del coronel Lamare
El 3, el general Brayer mandaba la trinchera; tenía bajo sus órdenes al ayudante comandente Mocquery y al jefe de batallón Mannot. Después de mediodía la división Gazan, compuesta de cerca de 5000 hombres, llegó al campo; se sabe que estaba a retaguardía para proteger los parques, que no pudieron traerse más que por sucesivos convoyes, faltos de medios de transport6e. Desde entonces se vió renacer la esperanza de realizar el sitio con más éxito, y las tropas se animaron de un nuevo ardor. Sin embargo, no se pudo trabajar tpdavía en el ataque de la derecha; las mismas razones que los días precedentes se opusieron; se limitó a limpiar los ramales de los sectores del centro y de la izquierda, que se habían inundado de lodo. El pequeño número no permitió ir más allá en los trabajos; era preciso un rodeo de más de una legua para comunicar desde el parque al sector de la derecha y al centro, por no haberse restablecido todavía los puentes.
Hacia las cuatro de la tarde los sitiados hicieron una nueva salida de unos 1500 hombres de infantería y dos escuadrones de caballería; desembocaron por la puerta de Palmas, por los caminos cubiertos del frente 2 y 3 y por la derecha de Pardaleras, extendiéndose con rapidez sobre nuestras obras. Los zapadores y los trabajadores, habiendo tomado las armas, se unieron, para contener al enemigo , a dos compañías de granaderos del 64.º y una compañía de cazadores del 88.º, dos compañías del 100.º y tres escuadrones del 4. de dragones, a la cabeza de los cuales se encontraba el mariscal Mortier, llegaron enseguida y obligaron al enemigo a entrar precipitadamente en la plaza por los caminos cubiertos, franqueando las empalizadas. El mariscal elogió a sus tropas, y particularmente al coronel Farine, del 4.º de dragones, que viendo desbordada la izqueirada de la parelela,s e situó delante del Cerro del Viento para cargar a los españoles por el flanco,a pesar de un fuerte cañoneo dirigido contra él. De los diverss informes que le fueron dirigidos, el mariscal citó, como distinguidos especialmente, alos comandantes de batallón Dubary y Monnot, del 88.º; Mesclop, ayudante de campo (herido), Belperon, Merle, Demusel, Darrras y Plainville; en la caballería, el capitán Gerville, para el cual renovó la petición de jefe de escuadrón; hizo también mención del cel delo y del sacrificio del cirujano Baudoin que curó los heridos en medio de la metralla. El capitán de ingenieros Bagnac, que iba con los granaderos, se distinguió durante toda la a acción. Nuestras pérdidas fueron: ocho oficiales heridos, 11 soldados muertos y 67 heridos, de ellos 42 granaderos, cuatro caballos muertos y doe heridos. Las del enemigo es presumible que fueran más considerables; la batería Cazin Ele causó mucho daño. Esta batería disparó 124 cañonazos, de ellos doce de metralla.
Al obscurecer se reanudaron los trabajos del ataque den centro; 30 zapadores y 228 trabajadores de infantería fueron empleados en restablecer los desperfectos ocasionados por la salida y el cañoneo de la plaza; se trabajó en alargar la primera paralela y en dar más espesor a los parapetos.
En el ataque de la derecha se emplearon 20 zapadores y cien trabajadores en perfeccionar la comunicación de la batería Cazin E.
A las doce de la noche, las baterías F y G estaban montadas; el capitán de artillería l' Espagnol ordenó disparar sobre la ciudad una gran cantidad de bombas y de obuses de seis, ocho, 10 y 12 pulgadas. Bien pronto se produjo una gran confusión entre los habitantes.; las bombas y las granadas estallaban en las casas, en las calles y en las plazas públicas; el fuego se vió en diversos barrios; los ancianos, mujeres y niños, horrorizados, lanzaban gritos que se oían hasta en nuestro campo; huían de sus casas para buscar un abrigo en las iglesias y bajo algunos edificios sin consistencia que creían a prueba; muchos de ellos salieron de la ciudad por la puerta de Palmas y se refugiaron en la orilla derecha del Guadiana. En medio de este desastre, la guarnición, irritada, redobló el fuego sobre nuestras obras, sin producir, sin embargo, grandes efectos. Durante estas veinticuatro horas la artillería tuvo dos hombres muertos y nueve heridos; los ingenieros, un zapador muerto y cinco heridos, y la infantería, 11 hombres muertos y 75 heridos, contando con los oficiales.
1 Opiniones:
Por "los Gabrieles" se refiere Menacho a la capilla del Convento de San Gabriel, ahora iglesia de la Concepción, que se utilizaba como almacén de pólvora y además, junto con la torre de la Catedral, era una estupenda referencia para la puntería de los artilleros franceses.
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