jueves, 5 de abril de 2012

5 de abril de 1812



El 5, las brechas eran ya practicables y fueron reconocidas por suboficiales de zapadores, que descendieron y salieron por ellas con armas y bagajes. No era posible limpiarlas, por la enorme cantidad de escombros amontonados al pie. El enemigo, además, seguía disparando sin cesar sobre los trabajadores y nos hacia perder mucha gente. En este momento crítico, la guarnición demostró a que punto puede elevarse la fuerza moral del soldado francés, por encima de los mayores peligros. Todo el revestimiento de la cara izquierda del baluarte 7, y el del flanco del baluarte 6, estaban destrozados; pero sea por impericia, sea a causa de las dificultades de avance tan cerca de la plaza, los sitiadores habían olvidado destruir las contraescarpas, para facilitar el paso del foso.
El coronel de ingenieros aprovechó esta circunstancia para reunir al pie de estas contraescarpas, y detrás de las brechas, todos los obstáculos que la necesidad y la industria pudiera ponerse en uso. Se dispuso de nuevo, sobre todos los puntos accesibles, caballos de frisa, fajinas, sacos terreros y fardos de lana, para reemplazar los parapetos destrozados. Se emplearon también todos los ingenios, tales como carros, carromatos, carretas, barcos, cordajes, bombas, etc (1); en fin, los hombres designados más arriba para guardar las brechas esperaban el momento del asalto.
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(1) El teniente Leclerc de Ruffey propuso el colocar un gran barco en el foso del baluarte 7, al saliente, y llenarlo de soldados para flanquear la cara izquierda de este baluarte. Esta proposición fue aceptada y ofreció grandes ventajas en la defensa de esta brecha.

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