jueves, 29 de marzo de 2012

29 de marzo de 1812


El 29, los sitiadores volvieron a ocupar el trabajo de zapa; pero les fue imposible, a pesar de su obstinación, avanzar tres o cuatro metros, viéndose obligados a abandonarlo de nuevo (l). Por la noche continuaron su línea de contravalación de la orilla derecha. Estos trabajos, empero la plaza se hallaba separada por el Guadiana, no sufrían la menor detención ni se inquietaba a los obreros; el gobernador juzgó, por lo tanto, a propósito hacer una salida para tratar de destruirlos. El jefe de batallón Billon, del 9.°, fue el encargado al mando de 400 hombres; se traslado hasta las líneas con la velocidad del rayo, pero el enemigo, que era muy numeroso en esta orilla, le obligó a retroceder sin haber obtenido ninguna ventaja. El ayudante de campo que había propuesto esta salida intempestiva, y que iba a la cabeza de las tropas, fue muerto, así como cinco soldados mas. Este joven oficial, que estaba lleno de actividad y de valor, fue muy sentido.
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(I) No debemos omitir aquí el relatar un rasgo de inteligencia y de valor que merece ser conocido. En la noche del 28 al 29, el oficial de lngenieros inglés, de servicio de trinchera, había trazado con una cuerda de medir el ramal que se dirigía contra el punto capital de la luneta de San Roque. Parece ser que este oficial se olvido retirar por la mañana la cuerda, o que la dejó con el propósito de que les sirviese de guía a los trabajadores de la cabeza de la zapa. Mas como el fuego de la plaza les obligó a suspender el trabajo, dejaron la cuerda, que se distinguía muy bien desde lo alto del parapeto. El general Veiland tuvo la idea de hacer cambiar la dirección y propuso que la colocasen alineada con una batería del Castillo. Esta idea era excelente, pues haciéndoles cometer un error a los zapadores ingleses, se les hacían perder una noche de trabajo y se les exponía a ser sepultados por la mañana en el ramal. La dificultad estaba en cambiar de dirección la cuerda sin que las guardias de las trincheras se apercibiesen. El director de las fortificaciones propuso a las tropas de ingenieros el ejecutar este peligroso proyecto; el cabo Stoll, de la 2.a compañía de minadores, se presento. Conociendo el valor y la inteligencia de este cabo, el director no dudo en encargarle de esta operación; por consiguiente, le hizo salir al caer la tarde, un momento antes de la llegada de los trabajadores enemigos. Paso entre las empalizadas del camino cubierto de la luneta, se arrastró por la tierra hasta llegar a la cuerda, arranco el piquete que le servia para tenerla tensa, lo clavó en (M) siguiendo la dirección del Castillo y volvió enseguida al camino cubierto, sin haber sido percibido de las guardias de trincheras, que estaban a menos de 20 metros del piquete. Los zapadores ingleses cayeron en la trampa, y perdieron, como se había previsto, el fruto del trabajo de una noche. El gobernador quedó muy satisfecho del cabo y le dio una gratificación de 200 francos, prometiéndole recomendarlo al general en jefe después del sitio.

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Del "Diario de los Sitios" de Jones:
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29 de Marzo: Se intentó transformar la zapa de la pasada noche en trinchera, pero el fuego de artillería impactaba en los gaviones con tanta frecuencia que el equipo tuvo que retirarse.


La batería nº10, para tres obuses de 24 libras que enfilen el camino cubierto y el foso delante de la zona de apertura de brechas y asalto, fue finalizada esta mañana.


El fuego de las baterías 3, 4 y 5 se mantuvo durante todo el día al igual que ayer.

La guarnición continuó elevando la contraguardia de la Trinidad y para añadir potencia al frente 6,7, lord Wellington ordenó traer seis cañones adicionales desde Elvas y emplazarlos en una batería nº11, que ayude a expulsar la guarnición de la luneta de San Roque. Estos cañones se emplearían posteriormente en abrir una brecha en la cortina del frente 7,8,(1) que una columna podría asaltar en el caso de destrucción de la represa y que el nivel del agua de la inundación baje.

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(1) 

Como vemos, Wellington mantuvo mientras pudo la opción de asaltar la cortina entre La Trinidad y San Pedro , pero para ello necesitaban desbloquear el curso del Rivillas y desaguar la zona inundada,  objetivo que no consiguió.

1 Opiniones:

Fernando dijo...

Espectacular la anécdota del cabo que cambia la piqueta de señalización. Me encanta

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