Diario de los defensores.
En toda la noche anterior ha sido continuo el fuego de fusil para impedir que los enemigos adelantasen sus trabajos y también ha sido continua nuestra fatiga para que al ser de día se hallase todo corriente, y en disposición de hacer todo el fuego posible: pero la fortuna que ha empezado a proteger a esta plaza, nos acompañó también en este día, con relación a que la batería volada amaneció destruida y demostraba no haberse tocado a ella, por consiguiente los fuegos de la plaza sólo se dirigieron a las trincheras y trabajos particularmente al caballero situado en el ángulo saliente del camino cubierto paralelo al ángulo flanqueado del revellín imperfecto de la cortina de San Francisco, cuyo trabajo sostiene el enemigo con tesón y empeño a costa de infinita sangre, pues continuamente se están viendo huir los trabajadores que vuelven a palos a situarse en el yugo de su esclavitud; tal es la disciplina del tirano, que por todas partes promete la muerte al que tiene la desgracia de ser su esclavo; pero como el hombre libre lisonjea de otro modo su esperanza, la guarnición de la plaza continuará con energía y patriotismo todas las fatigas que sean necesarias para que la esclavitud no le imponga la ley: por consiguiente se espera que el caballero de trinchera sea el escarmiento de los enemigos y aprendan a sitiar plazas de otro modo que no sea tan sanguinario y cruel: el campo enemigo demuestra que la explosión de su repuesto ha sido de más consideración de lo que se creía, pues guardan un profundo silencio y sus campamentos se hallan desiertos, como se observó que ni una persona sola saltó de la batería, tal vez habrá sido víctima alguno de los jefes principales y de los que influían en las operaciones del sitio, pues también se les ha visto mover piezas desde San Gabriel al Cerro de las Mayas y desde éste a aquél, movimientos opuestos que no pueden fijar la atención del observador: el fuego del enemigo ha sido hoy de 11 granadas y 110 balas.
1 Opiniones:
Los "caballeros" eran unas fortificaciones defensivas que se construían sobre otras ya existentes, (normalmente un baluarte), para dominar zonas de terreno que quedaran ocultas de las vistas de los defensores.
Los "caballeros de trinchera", por el contrario, los construía el bando contrario, el atacante, al aproximarse al camino cubierto de la plaza que recorría el borde exterior del foso permitiendo los movimientos de los defensores.
El caballero de trinchera se hacía pegado a un ángulo del camino cubierto y elevaba la altura de la trinchera sobresaliendo por encima del camino cubierto para poder hacer fuego sobre él.
En el asedio francés a Badajoz el caballero de trinchera se construyó frente al revellín que protegía la cortina de San Francisco, para permitir el tiro de la artillería de forma directa contra el muro y facilitar así la apertura de la brecha.
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